lunes, 23 de enero de 2012

El invierno de los leones, Jan Costin Wagner

Un frío día de Navidad el médico forense Patrik Laukkane aparece apuñalado en el bosque. Sus compañeros de la policía de Turku, entre ellos el agente Kimmo Joentaa, empiezan a investigar su entorno, convencidos de que su muerte está relacionada con su trabajo policial. Pero cuando, pocas horas después, aparece asesinado un modelador de muñecos anatómicos que participó en un programa de televisión en el que también tomó parte Laukkane, todas las pesquisas se centran en la polémica emisión, sobre todo tras descubrirse que el presentador que los entrevistó ha escapado a duras penas de sufrir la misma suerte que ellos.

Joentaa no tarda en intuir que las muertes están relacionadas con los casos que se trataron durante el programa, pero no consigue descubrir la conexión: ¿encontrará la verdad a tiempo de impedir que el asesino complete su venganza presentándose personalmente en el programa?

Después de haber comentado tres libros magníficos, esta vez toca algo bastante más flojo. "El invierno de los leones" es otra novela negra nórdica de esas que están tan de moda ahora y la verdad es que desde la portada hasta el contenido parecen querer imitar el estilo de Larsson, eso sí, sin conseguirlo nunca.

La novela es la tercera aventura del agente Kimmo Joentaa, hasta ahora completamente desconocido para mí, y en ella Joentaa tiene que investigar tres crímenes relacionados por un programa de televisión.

La historia se nos cuenta desde dos puntos de vista independientes hasta que ambas partes se cruzan al final: desde lo que es la investigación propiamente dicha, con las pesquisas de Joentaa y desde el punto de mira del asesino, lo que hace que sepas quien es desde casi el principio del libro e incluso los motivos (por cierto, muy pillados por los pelos) que le hicieron actuar.

La primera parte de la novela se me hizo tremendamente lenta y liosa, con personajes que no conocía por no haber leído los libros anteriores y un estilo de escritura de frases cortas y repetitivas que supongo que es una forma de darle intriga al relato, pero que a mí me causo el efecto contrario. Pero a partir del tercer crimen la novela mejora un poco, se hace más entretenida y se deja llevar hasta un final sin emoción alguna, totalmente insípido.

Los personajes que se nos muestran son totalmente planos, sin detalles personales que los caractericen ni una historia personal que los haga más interesantes; y a la historia se le podría haber sacado mucha más sustancia de la que muestra, pero entiendo que debe ser cosa del frío. Otra cosa que no he llegado a ver es que relación existe entre el título con lo que luego se nos cuenta.

Básicamente, un libro para leer en diagonal.

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